Psiquiatras observan posibles vínculos entre el uso intensivo de chatbots y episodios de psicosis

Redacción Panas en Utah.- El crecimiento acelerado de los chatbots de inteligencia artificial abrió un nuevo debate en el ámbito de la salud mental. Psiquiatras de hospitales universitarios en Estados Unidos y Europa comenzaron a advertir sobre la aparición de cuadros psicóticos en pacientes que mantuvieron interacciones prolongadas y altamente personalizadas con asistentes conversacionales. Aunque la comunidad médica aún no reconoce una categoría diagnóstica formal, algunos especialistas ya utilizan de manera descriptiva el término “psicosis asociada al uso de chatbots”.

La preocupación surge a partir de casos clínicos que llegaron a centros de salud con delirios intensos y persistentes. Investigaciones periodísticas, como la publicada por The Wall Street Journal, documentaron decenas de episodios en los que el uso excesivo de estas herramientas coincidió con la aparición o el agravamiento de síntomas graves. Algunos de esos casos derivaron en suicidios y al menos uno culminó en un homicidio, según los registros analizados.

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En la práctica clínica, los psiquiatras describen cuadros similares a otras psicosis conocidas. Los pacientes presentan creencias falsas firmes, pensamiento rígido y un marcado deterioro en su vida social y laboral. La diferencia principal aparece en el contexto: muchos relatan semanas o meses de diálogo casi exclusivo con un chatbot, al que atribuyen comprensión profunda, intención propia o incluso conciencia.

Varios especialistas señalan que no todos los pacientes contaban con antecedentes psicóticos claros. En algunos casos, los médicos identificaron factores de vulnerabilidad previos, como depresión, trastornos del ánimo, consumo de psicofármacos o privación severa del sueño. Frente a este escenario, la discusión gira en torno al rol de la inteligencia artificial: si actúa como detonante, amplificador o simple acompañante de un proceso ya en curso.

Keith Sakata, psiquiatra de la Universidad de California en San Francisco, explicó que el riesgo no reside en que el sistema “implante” ideas delirantes, sino en su modo de interacción. A diferencia de otras tecnologías, los chatbots tienden a aceptar la narrativa del usuario y desarrollarla sin cuestionamientos, lo que puede reforzar creencias patológicas en personas susceptibles.

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La psiquiatría reconoce desde hace décadas que los delirios suelen incorporar elementos tecnológicos. Radios, televisores e internet formaron parte de narrativas psicóticas en distintas épocas. Sin embargo, los especialistas destacan una diferencia clave: los chatbots actúan como interlocutores activos. Responden, validan emociones y sostienen el intercambio.

Adrian Preda, profesor de psiquiatría en la Universidad de California en Irvine, señaló que no existen antecedentes de una tecnología capaz de dialogar de forma tan continua y adaptativa, reforzando una única línea de pensamiento sin fricciones externas. Algunos casos clínicos muestran delirios grandiosos o místicos; otros, creencias íntimas, como vínculos exclusivos con la IA o supuestas comunicaciones con personas fallecidas. El debate médico continúa abierto mientras la tecnología avanza más rápido que las respuestas clínicas.