¿Jóvenes menos felices? Un nuevo estudio global revela un cambio en el bienestar generacional
El estudio también sugiere que el enfoque social excesivo en el estatus individual limita el sentido de pertenencia. Emiliana Simon-Thomas, del Greater Good Science Center de UC Berkeley, lo resume así: “Nuestro bienestar depende del bienestar de todos los demás. No podemos ser felices si vivimos aislados”.

Redacción Panas en Utah.- Un reciente estudio global desafía la idea clásica de que la felicidad sigue una curva en forma de U a lo largo de la vida. Según los datos del Global Flourishing Study, muchos adultos jóvenes ya no experimentan el pico de bienestar que antes caracterizaba esta etapa. En su lugar, atraviesan desafíos que afectan su salud emocional, relaciones personales, sentido de vida y estabilidad financiera.
El estudio, publicado por la revista Nature Mental Health, surge de una colaboración entre la Universidad de Harvard y la Universidad de Baylor. Gallup recopiló la información durante 2023, con más de 200.000 encuestas en más de 20 países. Los investigadores evaluaron el grado de “florecimiento” de los participantes, considerando indicadores de bienestar físico, mental, social y espiritual.
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Los datos revelan que los adultos de entre 18 y 29 años muestran niveles bajos de florecimiento en comparación con generaciones mayores. Esta tendencia se repite en países como Reino Unido, Brasil y Australia, aunque se acentúa en Estados Unidos, donde el contraste entre jóvenes y adultos mayores es aún más marcado.
Tyler J. VanderWeele, director del Programa de Florecimiento Humano en Harvard, advirtió sobre la situación: “Los hallazgos plantean una pregunta importante: ¿Estamos invirtiendo lo suficiente en el bienestar de los jóvenes?”. El informe también menciona que la ansiedad y la depresión duplican sus tasas en jóvenes adultos frente a los adolescentes. A esto se suma el aumento del perfeccionismo, la disminución de la participación comunitaria y una sensación generalizada de soledad.
Laurie Santos, psicóloga de Yale y creadora del pódcast The Happiness Lab, vincula esta caída en el bienestar con el aislamiento social. “La conexión humana es fundamental, y los jóvenes están pasando menos tiempo con sus amigos que hace una década”, explicó.
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El estudio también sugiere que el enfoque social excesivo en el estatus individual limita el sentido de pertenencia. Emiliana Simon-Thomas, del Greater Good Science Center de UC Berkeley, lo resume así: “Nuestro bienestar depende del bienestar de todos los demás. No podemos ser felices si vivimos aislados”.
Si bien algunos países como Japón o Kenia mantienen el patrón de bienestar en forma de U, otros, como Polonia y Tanzania, muestran caídas sostenidas con la edad. Esta investigación abre un debate urgente sobre el apoyo que reciben las nuevas generaciones para construir vidas más significativas.
Con información de Harvard