“Duelo Migratorio” Una decisión, muchos rostros: cuando migrar también es aprender a despedirse
Redacción Panas en Utah.- Migrar no es solo cruzar una frontera. Es, muchas veces, cruzar una grieta emocional silenciosa que pocos saben nombrar. Esa es la premisa central de Duelo Migratorio: Una decisión, muchos rostros, la obra más reciente del Emilio Mijares, psicólogo clínico, PhD y especialista en procesos emocionales vinculados a la migración.
Desde una mirada profesional, pero profundamente humana, Mijares propone algo poco común en la literatura migratoria: detenerse en lo que casi nunca se ve. No en el pasaporte, ni en el estatus legal, ni en la maleta; sino en lo que se queda atrás dentro del migrante. El libro es una exploración íntima del duelo migratorio, entendido no como una debilidad, sino como un proceso natural que atraviesa a quienes dejan su país, su lengua cotidiana, sus afectos y, muchas veces, una versión de sí mismos.
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El autor estructura la obra a partir de las distintas etapas emocionales que viven los migrantes: la decisión, la ruptura, la adaptación, la nostalgia y, finalmente, la reconstrucción de la identidad. No lo hace desde el discurso académico frío, sino combinando experiencia clínica, observación social y un lenguaje accesible que dialoga con cualquier lector que haya migrado —o que haya visto migrar a alguien cercano—.
“Hay viajes que no comienzan en un aeropuerto, sino en el alma”, se lee en una de las frases más potentes del libro. Y esa línea resume con precisión el espíritu de la obra: una carta abierta para quienes partieron, para quienes se quedaron y también para quienes aún no saben dónde pertenecen.
Uno de los mayores aciertos del texto es que no romantiza la migración, pero tampoco la condena. Mijares entiende el duelo migratorio como una herida profunda, sí, pero también como un proceso de renacimiento, donde cada paso hacia lo desconocido puede convertirse en una oportunidad para sanar y crecer. El hogar, plantea el autor, no siempre es un lugar físico; a veces es una construcción interna que se aprende con el tiempo.
En un contexto como el de Utah —donde miles de familias latinas viven procesos migratorios complejos— este libro se convierte en una herramienta valiosa. No es solo una lectura recomendada, es un espejo emocional. Ayuda a poner nombre a sensaciones que muchos cargan en silencio: culpa, desarraigo, esperanza, miedo y resiliencia.
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Duelo Migratorio no ofrece recetas rápidas ni soluciones mágicas. Ofrece algo más honesto: comprensión, lenguaje y acompañamiento. Y en tiempos donde migrar se ha vuelto una experiencia masiva pero profundamente solitaria, ese acompañamiento resulta imprescindible.
Panas en Utah recomienda esta obra como una lectura necesaria para migrantes, profesionales de la salud mental, líderes comunitarios y cualquier persona interesada en entender la migración más allá de las cifras y los titulares.
Porque migrar no solo cambia el lugar donde vives. Cambia, para siempre, la forma en que te miras.
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