Operación Imeri: Revelan supuesto plan de Brasil para evacuar a Nicolás Maduro ante presión de EE.UU.
Aunque la existencia de la Operación Imeri no cuenta con confirmación oficial, el reporte sacudió el tablero regional y abrió un nuevo capítulo de incertidumbre sobre el futuro del régimen venezolano.

Redacción Panas en Utah.- Un medio brasileño difundió en exclusiva que altos funcionarios del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva y representantes de la administración de Nicolás Maduro sostuvieron conversaciones reservadas sobre la llamada Operación Imeri, un plan secreto de evacuación diseñado para trasladar al mandatario venezolano y a parte de su cúpula política hacia territorio brasileño.
La información señala que la idea surgió como respuesta a la creciente presión de Washington sobre el régimen venezolano. En agosto de 2025, el expresidente Donald Trump ordenó el despliegue de destructores con misiles guiados y cerca de 4.000 soldados en el sur del Caribe. Aunque la Casa Blanca justificó la medida como parte de la lucha contra el narcotráfico, la acción buscó enviar un mensaje directo: Estados Unidos no permitirá que el denominado Cártel de los Soles, identificado como brazo criminal del chavismo, continúe expandiendo sus operaciones hacia Norteamérica y Europa.
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Documentos oficiales de Washington ya catalogan a Nicolás Maduro como narcoterrorista. La recompensa por su captura asciende a cincuenta millones de dólares, una cifra que lo coloca en la misma lista que líderes terroristas internacionales. Según los reportes, se lo vincula directamente con el Cártel de Sinaloa y el grupo venezolano Tren de Aragua.
En ese contexto, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil exploró la posibilidad de una extracción coordinada. El nombre “Imeri” proviene de la cordillera que divide a ambos países en plena Amazonía, símbolo del vínculo geográfico entre dos realidades opuestas: la democracia brasileña y la autocracia venezolana.
El plan tendría dos vertientes. La primera contemplaba el despliegue de activos navales y aéreos de la Armada de Brasil, incluyendo el Portahelicópteros Atlántico, varias fragatas y el buque dique Bahía. El Poder Ejecutivo justificaría la operación como un ejercicio militar combinado en aguas internacionales, lo que permitiría eludir la autorización previa del Congreso.
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La segunda opción evaluada proponía un rescate aéreo con un avión KC-390 Millennium de la Fuerza Aérea Brasileña. La aeronave despegaría desde Boa Vista, en Roraima, para realizar un aterrizaje de asalto en una pista cercana a Caracas. El equipo de Operaciones Especiales extraería a Maduro y a su círculo más cercano en cuestión de minutos, para luego regresar de inmediato a suelo brasileño.
Sectores de las Fuerzas Armadas brasileñas rechazaron la idea y marcaron su desacuerdo con la posibilidad de colaborar en el rescate de un régimen acusado de narcoterrorismo. Esta reacción interna reveló divisiones significativas en el estamento militar.
Mientras tanto, Estados Unidos vigila cada movimiento. Fuentes diplomáticas sostienen que el Comando Sur ya monitorea de cerca cualquier intento de maniobra brasileña. Washington advirtió que, si Brasil avanza en un operativo de este tipo, aplicará sanciones económicas y diplomáticas adicionales que afectarían a sectores estratégicos vinculados a la defensa y al comercio.
Más sobre la operación
La denominada Operación Imeri no responde a un propósito “humanitario”, sino a un plan diseñado para impedir que Nicolás Maduro y su círculo cercano enfrenten la justicia en tribunales de Estados Unidos o sean alcanzados por operaciones de precisión del Comando Sur. Al considerar la movilización de las Fuerzas Armadas, la estrategia de Lula pretende resguardar a un régimen señalado como criminal frente a su responsabilidad internacional. No obstante, la postura firme de Washington marca la pauta en el continente: Estados Unidos deja claro que ninguna maniobra secreta logrará frenar el avance de la justicia y que la salida de Maduro del poder resulta inevitable, un hecho decisivo no solo para Venezuela, sino también para la estabilidad de toda la región.
Aunque la existencia de la Operación Imeri no cuenta con confirmación oficial, el reporte sacudió el tablero regional y abrió un nuevo capítulo de incertidumbre sobre el futuro del régimen venezolano.