En exclusiva entrevista con la víctima: “Mis cicatrices sanarán, pero… ¿cómo borro el miedo de sus ojos?
Su historia no solo clama justicia, también nos recuerda la urgencia de proteger la infancia, apoyar a las víctimas y construir redes reales de solidaridad.
Redacción Panas en Utah.- El pasado 13 de junio, la vida de Keyla Isabella Márquez cambió para siempre. En su hogar de Utah, su expareja intentó asesinarla frente a sus tres hijos de 9, 7 y 2 años. Keyla fue una víctima que recibió más de 20 puñaladas. Fueron sus hijos mayores quienes, con valentía desgarradora, intervinieron para salvarle la vida. Mientras uno enfrentaba al agresor, el otro resguardaba al pequeño y corría en busca de ayuda.
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Keyla sobrevive. Sus hijos también. Pero las heridas más profundas no son las visibles. En conversación exclusiva, relata cómo aquellos minutos marcaron el alma de sus niños, quienes ahora cargan con el peso de haber presenciado una violencia brutal. Desde la cama del hospital, entre llamadas y dibujos infantiles, sus hijos solo preguntan cuándo volverán a verla. No piden juguetes ni dulces. Solo su abrazo.
“Mis cicatrices van a cerrar… pero ¿cómo borro el miedo de sus ojos?”, confiesa con la voz entrecortada.
Hoy, esta madre venezolana enfrenta una dura realidad: no puede trabajar mientras se recupera, está a cargo de sus tres hijos y necesita ayuda económica para garantizarles un entorno seguro, contención emocional y estabilidad.
El plan de recuperación que ha compartido incluye:
- Terapia psicológica especializada para sus hijos y para ella, enfocados en trauma infantil y violencia de género.
- Cubrir alquiler, alimentación, insumos básicos, transporte y útiles escolares.
- Gastos legales y logísticos necesarios para mantener distancia del agresor y reconstruir su vida en otro entorno.
El costo estimado de este proceso de seis meses asciende a $40.000, desglosado en:
- Vivienda segura: $12.000
- Atención psicopedagógica: $12.000
- Alimentación e insumos: $6.000
- Servicios básicos: $3.000
- Transporte: $2.000
- Fondo de emergencia: $5.000
Quienes deseen colaborar pueden hacerlo a través del enlace compartido por su entorno cercano.
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A pesar del dolor, Keyla encuentra fuerza en el respaldo de la comunidad. “Gracias a ustedes, podré enseñarles a mis hijos que la bondad existe, que el amor vence al miedo y que nunca estamos solos”, afirma con determinación.
Su historia no solo clama justicia, también nos recuerda la urgencia de proteger la infancia, apoyar a las víctimas y construir redes reales de solidaridad.
