El primero de agosto une tradiciones, brindis y sonrisas: Así se celebra el Día Mundial de la Alegría, la Cerveza y la Pachamama
La coincidencia de estas tres fechas invita a reflexionar sobre lo que une a las culturas: la necesidad de compartir, agradecer y encontrar alegría en lo cotidiano.

Redacción Panas en Utah.- El primero de agosto se convierte en una jornada especial al reunir tres celebraciones muy distintas, pero con un punto en común: la conexión con la emoción, la tradición y el disfrute. Esta fecha marca el Día Mundial de la Alegría, el Día Internacional de la Cerveza y el Día de la Pachamama, y en distintos rincones del mundo se honra cada una con rituales, festejos y mensajes de gratitud.
El Día Mundial de la Alegría nació en 2010 por iniciativa del colombiano Alfonso Becerra. La propuesta se expandió rápidamente por América Latina y otras regiones, al reconocer la importancia de este sentimiento como fuerza transformadora en la vida cotidiana. Organizaciones, medios y personas en redes sociales recuerdan durante este día el poder de la sonrisa, la gratitud y el bienestar emocional, especialmente en contextos donde las noticias difíciles predominan.
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En paralelo, el Día Internacional de la Cerveza se celebra desde 2007, cuando un grupo de amigos en California decidió rendir homenaje a esta popular bebida. Hoy en día, bares, fábricas artesanales y consumidores alrededor del mundo brindan con distintas variedades de cerveza, desde rubias y negras hasta ámbar y afrutadas. El objetivo va más allá del consumo: también se reconoce el trabajo de quienes la elaboran y se fomenta la unión social a través del encuentro.
En Sudamérica, especialmente en países andinos como Bolivia, Perú y Argentina, el primero de agosto está profundamente vinculado a la celebración de la Pachamama o “Madre Tierra”. Durante esta jornada se realizan rituales ancestrales de agradecimiento, donde las comunidades ofrecen alimentos, bebidas y hojas de coca a la tierra para pedir salud, protección y abundancia. En muchas regiones rurales y urbanas, la ceremonia incluye cavar un hoyo en la tierra y depositar ofrendas en señal de respeto y reciprocidad.
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La coincidencia de estas tres fechas invita a reflexionar sobre lo que une a las culturas: la necesidad de compartir, agradecer y encontrar alegría en lo cotidiano. En un mundo que avanza con rapidez, el primero de agosto se presenta como una pausa significativa para honrar lo que se siente, lo que se brinda y lo que se cuida.
Con información de Agencias