Leandro Padrón, el niño venezolano que brilla en Florida con su talento y disciplina
Con su ejemplo, este joven maracucho demuestra que ningún sueño es demasiado grande cuando se avanza con disciplina, alegría y corazón.

Florida / Redacción Panas en Utah.- Con solo 11 años, Leandro José Padrón Vergara se ha ganado el cariño y el reconocimiento de su comunidad en Estados Unidos. Originario de Maracaibo, estado Zulia, este niño venezolano llegó a Ocala junto a su familia hace cuatro años. Desde entonces, ha demostrado que la constancia, la actitud positiva y el amor por el aprendizaje pueden abrir puertas en cualquier parte del mundo.
La comunidad de Ocala lo reconoció recientemente con el Super Awards 2025, un galardón entregado a niños destacados por su desempeño escolar y contribución deportiva. Leandro se destacó no solo por su rendimiento académico, sino también por su disciplina en el Taekwon-Do ITF, arte marcial que ha practicado con dedicación desde su llegada al país.
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Actualmente ostenta el cinturón amarillo con raya verde, y ha demostrado un notable crecimiento personal. Su entrenamiento constante no solo lo ha fortalecido físicamente, sino que también ha fortalecido su carácter. Con una admirable autorregulación emocional y una autoestima en desarrollo, Leandro enfrenta cada nuevo desafío como una oportunidad para superarse.
Su familia y entrenadores coinciden en que su actitud perseverante y su disciplina lo convierten en un ejemplo para otros niños migrantes que, como él, inician una nueva vida lejos de su tierra natal. Leandro no solo representa el talento deportivo venezolano en tierras extranjeras, también encarna los valores que promueven el respeto, la constancia y el esfuerzo como pilares del éxito.
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En la ceremonia de entrega del Super Awards, autoridades locales, maestros y vecinos celebraron sus logros con orgullo. Su historia se suma a la de muchos jóvenes latinos que, a través del deporte y la educación, construyen un futuro prometedor y enriquecen a las comunidades donde hacen vida.
Leandro sigue entrenando con entusiasmo, con la mirada puesta en avanzar en su disciplina y continuar aprendiendo. Sueña con ser cinturón negro algún día y con ayudar a otros niños a encontrar su camino en el deporte.
Con su ejemplo, este joven maracucho demuestra que ningún sueño es demasiado grande cuando se avanza con disciplina, alegría y corazón.