
Redacción Panas en Utah.- En un operativo delicado y silencioso, María Alexandra Gómez García y su hijo de dos años, Víctor Benjamín, llegaron a Buenos Aires tras salir clandestinamente de Venezuela. Ella, nacida en Anzoátegui, y el pequeño, ciudadano argentino, lograron cruzar la frontera hacia Cúcuta, Colombia, en medio de un contexto de detenciones arbitrarias y creciente tensión política en Venezuela.
El operativo contó con el liderazgo del Gobierno argentino, a través de la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, y con respaldo de actores claves como la activista de Derechos Humanos Elisa Trotta. A pesar de carecer de documentación para viajar, lograron recibir apoyo diplomático y logístico tanto en Colombia como en Argentina. El recorrido comenzó en tierra venezolana, cruzó la frontera en secreto, y finalizó en un vuelo Bogotá-Panamá-Buenos Aires.
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La situación de Alexandra se volvió insostenible en Anzoátegui. Sin ingresos estables y sin empleo, enfrentó amenazas y temores tras la detención de su pareja, Nahuel Gallo, el gendarme argentino que viajó a visitarla en diciembre pasado y que desde entonces permanece detenido por el régimen chavista. Lo acusan, sin pruebas, de espionaje y participación en un supuesto “complot internacional”, una figura habitual que utilizan para procesar a disidentes y extranjeros.
La familia de Gallo en Argentina no mantiene contacto con Alexandra. El único canal de comunicación lo han establecido mediante cartas y contactos indirectos. Griselda, madre del gendarme, logró enviarle una misiva a través de intermediarios como Juan Grabois y el exembajador Oscar Laborde. Sin embargo, desde el 8 de diciembre no hay contacto directo con Nahuel. La última vez que Alexandra supo de él fue cuando un remisero le prestó su celular para una llamada antes de una entrevista con autoridades venezolanas.
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Las imágenes más recientes de Gallo lo muestran con uniforme carcelario en lo que sería el penal de El Rodeo. Aunque su liberación depende de negociaciones encabezadas por Estados Unidos, el Gobierno argentino sigue el caso de cerca. Mientras tanto, su hijo ya se encuentra en el país bajo protección oficial. Su salida representó no solo una decisión humanitaria, sino también una maniobra política y diplomática de alto riesgo en medio de la creciente represión del régimen venezolano.
Con información de Clarín